Una fe que no se hace cultura es una fe no plenamente acogida, no pensada en su totalidad, no fielmente vivida.
La cita está tomada de la carta autógrafa de san Juan Pablo II de 20 de mayo de 1982, por la que se constituía el Consejo Pontificio de la Cultura. Fue publicada en L’Osservatore Romano, edición semanal en lengua española de 9 de julio de 1982. Esta afirmación fue repetida después muchas veces por san Juan Pablo II, una de ellas en su discurso a los hombres de la cultura en la Universidad Complutense de Madrid, durante su primer viaje a España.
La razón de ser del centro cultural se encuentra de manera singular en la carta pastoral de Arzobispo de Granada por la que se erige, en la archidiócesis de Granada, el Centro Cultural Nuevo Inicio. En aquella ocasión se decía:
Desde sus orígenes, el cristianismo -la experiencia del encuentro con Cristo vivo y resucitado, y de la redención- ha tenido que ver de una manera estrechísima con la cultura, con la creación y la articulación de la cultura. No podía ser de otro modo: Si Jesús es el Señor, y si la comunión de la ekklesia, es el inicio del Reino de los cielos -es decir, el cumplimiento de todas las promesas que Dios ha hecho al hombre y de todas las esperanzas del corazón humano-, entonces quien se encuentra con Cristo adquiere, en la experiencia misma de ese encuentro y de venir a ser «Iglesia», una certeza que afecta decisivamente a la comprensión de uno mismo y de los demás, de todas las relaciones y de todas las actividades humanas.